lunes, 30 de noviembre de 2015

¿EL TERROR SE COMBATE CON TERROR? UN LLAMADO A LA CONCIENCIA


Por Silvia Ruiz M.
En los últimos días hemos sido testigos de un condenable ataque terrorista, cuya autoría fue reconocida por la organización yihadista del Estado Islámico, dirigido en contra del pueblo francés. Este atentado múltiple dejó como saldo la muerte de 136 personas y 415 heridos. Los franceses pasaron momentos de terror y dolor por sus víctimas.
El mundo lamenta esta tragedia, el pueblo francés ha recibido una respuesta solidaria. Por ejemplo, hemos visto en las redes sociales que personas de todo el mundo han colocado en su perfil un filtro con la bandera francesa como señal de duelo y solidaridad.

Por otro lado, y en otro escenario, el pueblo sirio viene soportando desde hace tiempo una sangrienta guerra civil que tiene a su gente entre el fuego cruzado de diferentes bandos; por un lado el gobierno, de otro el ejército de liberación, y detrás, las potencias apoyando a uno u otro bando. A todo esto podemos agregar las ofensivas del grupo armado kurdo -que opera en el norte de Siria- y del Estado Islámico -organización terrorista y fundamentalista próxima a Al Qaeda-, autoproclamado como califato y asentado en un amplio territorio ubicado entre Irak y Siria. Este es el sangriento escenario que ha motivado a millones de civiles sirios a migrar a otros lugares.

En Siria se ha desatado el horror, como si fuerzas infernales se apoderaran del espíritu de los combatientes, y lo más lamentable es que atacan a la población civil, masacran niños, ancianos, mujeres. Cometen violaciones y destrozan todo a su paso. En Siria la vida humana no tiene valor, solo existe el odio desatado por personas que no saben ni por qué matan. Estamos hablando de cientos de miles de muertos sirios asesinados, a quienes no se les respetó como nuestros iguales, como nuestros hermanos, como seres humanos, como parte de la humanidad que somos todos.

Y en medio de esta terrible tragedia, como respuesta a los atentados del viernes de horror, los franceses ejecutaron un bombardeo a la ciudad de Al Raqa, considerada la “capital” del Estado Islámico, ocasionando mucho daño y la muerte de 33 yihadistas como también de población civil.
Queridos amigos: la declaratoria de guerra por parte de las potencias al Estado Islámico no es una respuesta correcta, pues eso va a generar que se incrementen la violencia y los ataques terroristas alrededor del mundo.
Nosotros debemos llorar a las víctimas caídas en Francia, y de igual manera, solidarizarnos y rezar por los miles de muertos sirios. Pero también debemos rechazar tajantemente la violencia en y contra cualquier país del mundo.
Felizmente, aún hay milagros. Un joven musulmán en París, ante la “islamofobia” actual, hizo un llamado desgarrador colocándose un cartel en la espalda señalando que “ser
musulmán no significa ser terrorista”, y pide un abrazo que los franceses corresponden con cariño: lo abrazan y muchos lloran junto a él.

Amigos, eso es lo que necesitamos: perdón, tolerancia. La venganza y la persecución no son los caminos correctos; necesitamos fomentar la paz, la gente común y corriente -que somos la mayoría en el mundo- queremos paz, queremos tranquilidad en nuestras vidas.
Mientras las potencias sigan metidas en Siria defendiendo sus propios intereses y financiando y adiestrando grupos armados, va a ser imposible que sus pueblos no sufran represalias por parte de los grupos yihadistas o de cualquier otra organización terrorista que aparezca buscando venganza.
Así mismo, mientras el gobierno sirio no haga esfuerzos por iniciar un diálogo con todos los grupos armados en la zona, la guerra va a continuar, y al final no va a quedar país para gobernar porque están destrozando Siria. Y cuando reaccionen va a ser demasiado tarde. Este conflicto deben resolverlo ellos mismos, es un conflicto de musulmanes. Por humanidad deben dejar de pelear por poder, riqueza e ideología religiosa, deben dejar de exterminar a sus propios hermanos y ver hacia dónde quieren llegar como nación.

Hago un llamado urgente, en el nombre de todos los civiles que están sufriendo y en el de la humanidad, para exigir que las potencias intervengan no para hacer la guerra ni debilitar gobiernos, sino para fomentar un diálogo verdadero. Si este conflicto sigue expandiéndose y desencadena una guerra mundial, vamos a perder todos. Hambre, miseria, muerte, enfermedades y destrucción: esta fórmula nunca funcionó para bien.
En la antigüedad, los reyes lideraban las batallas, hoy en día los políticos organizan los conflictos de acuerdo a sus intereses, pero ellos, y mucho menos sus hijos, no combaten en las guerras aunque sí mandan a la muerte a millones de personas. En el siglo XXI la humanidad no debe permitir esos abusos, no podemos ser indiferentes, debemos exigir que pare la violencia, ya es hora de no dejarnos manipular por nadie.
De igual manera, tengamos presente que a lo largo de la historia las guerras han tenido motivaciones ocultas y generalmente egoístas o perversas. “Que no siga siendo la paz un pretexto para hacer la guerra”, pues esa es una mentira que han introducido en nuestras mentes aquellos que se benefician y obtienen ganancias de las mismas.

Quiero finalizar este artículo invocando a los líderes religiosos del mundo, sea cual sea su fe, a unir esfuerzos para juntar a todos los actores de esta dramática historia en un diálogo que encuentre la solución de este conflicto. La gente común en el mundo queremos vivir en paz, queremos trabajar por nuestras familias y por un mundo seguro para nuestros hijos. Mi solidaridad con los franceses y con los sirios; al mismo tiempo invoco a todos a poner atención a la crisis en Siria, por humanidad y porque hoy son ellos, pero mañana podemos ser nosotros.

Revista Freyja
Autor: Silvia Ruiz M.
Noviembre 2015

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