Autor: Alberto
Verastegui Sotomayor
Licenciado en Psicología
Supongamos que nos detenemos
en el tiempo y recordamos a esas personitas que años atrás nos amaron, protegieron
y brindaron su apoyo incondicional; pero que ahora en el presente ignoramos.
Nos referimos a los adultos mayores.
Dependiendo de sus vivencias
y temperamento, algunos llegan a la vejez llenos de amor y serenidad. Para sus
hijos y nietos representan una fuente de amor y sabiduría. Sin embargo, contradictoriamente,
y por diferentes razones, algunos adultos mayores llegan a la vejez llenos de
amargura, maltratando a todos los que se cruzan por su camino.
Esta situación genera
conflictos con sus hijos y con todas las personas del entorno. Si bien es
cierto que necesitan sentir cariño por parte de sus seres queridos, esta
actitud negativa hace que se produzca distanciamiento y rechazo hacia ellos. La
situación es aún más lamentable cuando padecen enfermedades, pues el ambiente
se torna caótico, tenso, y muchas veces veces la paciencia de los familiares se
agota, generándose sentimientos confusos, que oscilan entre los buenos recuerdos
de otros tiempos y la realidad actual.
Qué
problemas enfrentan
Hay que comprender que el adulto mayor se encuentra en la
última etapa de la vida, la que antecede al fallecimiento de la persona, y que,
como es lógico, se siente atemorizado.
Recordemos que esta época es compleja y difícil de
sobrellevar para ellos, ya que se
producen cambios: el cuerpo empieza a deteriorarse y, del mismo modo, las
facultades cognitivas. También hay que tomar en cuenta que quienes en su
juventud han sido muy activos e independientes son los que más sufren, tal es
el caso de los jubilados y los discapacitados.
Ante esta situación una persona no puede
trabajar, su actividad social disminuye y entonces empieza a experimentar
estados psicológicos muy negativos, como los de exclusión y postergación, lo que
lo lleva a caer en depresión, ansiedad o en enfermedades degenerativas, por la
soledad o por las limitaciones cognitivas y físicas que muestra su cuerpo y
mente.
Muchas veces experimentan dolor por la
pérdida de un ser querido, ven partir hermanos, amigos, incluso a sus propias
parejas, los llena de profunda tristeza.
Los estudios señalan que más del 20% de los adultos mayores que pasan
los 60 años de edad, sufren de algún trastorno mental o neural (demencia).
Es lamentable que en algunos casos, son
vulnerables al descuido físico y al maltrato sobretodo en edad avanzada.
¿Cómo los ayudamos?
Construyendo una red familiar sólida en la que se sientan amados, integrados y protegidos.
Estimulándolos a llevar una vida activa, animándolos a que se integren a grupos con personas de su
misma edad, en los que viajen, participen de fiestas, estudien, realicen
actividad física y social. Este desempeño los hace sentirse mejor y los pone de
buen humor. Hay que saber que muchos municipios desarrollan programas en favor
del adulto mayor.
Se recomienda la práctica de
yoga y ejercicios cardio-respiratorios, como las caminatas, que contribuyen a
mantener la salud en buen estado. De igual modo, no hay que olvidar los
beneficios del agua tomando baños con aguas termales, haciendo hidroterapia y
natación; estas prácticas son relajantes.
Deben seguir una buena
alimentación. Ello es imprescindible en esta
etapa de la vida pues así se previene el desarrollo de muchas enfermedades que
están estrechamente relacionadas con hábitos de alimentación incorrectos. Una
dieta sana, en la que se incluyan antioxidantes,
es beneficiosa para la salud.
Procuremos que rían con más
frecuencia: la risa es una
manifestación de la alegría. Se ha observado que la risa mejora el estado de
ánimo, reduce los niveles de colesterol en la sangre, regula la presión sanguínea
y aumenta el apetito, además libera el temor y la angustia.
Deben mantener la mente activa: esto significa favorecer toda actividad intelectual, y desarrollar trabajos
que ejerciten la curiosidad y la actividad mental. Leer, estudiar, realizar ejercicios
intelectuales, resolver crucigramas, sudoku, escribir, etcétera, impiden o
retardan que se atrofie la memoria. Hay que motivarlos a que cada día aprendan
algo nuevo.
Si usted observa que el adulto mayor no desea
integrarse a ninguna actividad y su
actitud es de aislamiento, sedentarismo y negatividad, quizás esté pasando por
una fuerte depresión. Si esto ocurre no dude en llevarlo a terapia para
ayudarlo a afrontar la realidad de forma
profesional.
EE
No hay comentarios:
Publicar un comentario