Originaria
del medio oriente, el uso de la henna se
remonta a cinco mil años al menos. Se comenzó a usar en el Antiguo Egipto y desde
allí se extendió su uso a los demás países
del Norte de África y del Medio Oriente hasta llegar a la India.
Se obtiene de
la planta Lawsonia Intermis y es el
producto estrella de los tintes vegetales. Durante siglos se ha
utilizado para teñir la ropa, pero hoy su uso más habitual es para teñir el
pelo y hacer decoraciones corporales (tatuajes).
Además, a la henna se le han atribuido propiedades
curativas y mágicas, y en algunas culturas se la considera
sagrada. Tiene un efecto
refrescante sobre la piel, y si la aplicamos sobre el pelo reduce el nivel de grasa,
lo fortalece y permite que tenga más cuerpo, lo nutre y le da más brillo.
Este
tinte vegetal lo puede usar cualquier persona que desee teñir su cabello y
es una muy buena alternativa, saludable, incluso puede usarse en periodos
de embarazo y lactancia, ya que, al ser natural, es totalmente compatible y siempre será una mejor
opción que utilizar un tinte químico que contenga ingredientes como peróxidos,
amoníacos y demás compuestos químicos que, en contacto con el cuero
cabelludo, son absorbidos por la piel y pueden ser distribuidos
por el torrente sanguíneo. Incluso en algunos tintes químicos es posible
encontrar sustancias catalogadas como posiblemente cancerígenas y que, si bien
no han sido prohibidas, sí se ha limitado su contenido máximo. Por el
principio de precaución utiliza siempre tintes naturales para teñirte el
cabello.
La henna la podemos conseguir en las tiendas
naturistas, su presentación tiene distintos formatos como en
polvo, en crema o en barra. Asimismo, posee una gama de colores,
aunque no tan extensa, como la ofrecida por los tintes químicos.
De igual
modo, es imposible predecir el tono que la henna dará al cabello, ya que
depende de la textura y color que cada persona posea.
Nunca se debe
usar en cabellos teñidos o permanentados, y se contraindica en los totalmente
decolorados, con reflejos o con canas muy rebeldes, por la penosa razón que no
va a fijar el color deseado y puede coger tonalidades verdes o naranjas.
Cómo se prepara la henna
Para la
preparación de la henna se puede usar agua hirviendo, infusiones de té, café,
anís, manzanilla, o también utilizar aceites como el de oliva, jojoba, sésamo,
o esencias como lavanda, geranio, ciprés, limón, etcétera. Los ingredientes a
emplearse van a depender del tono que deseemos lograr; en el caso de que sea
este negro, marrón, cenizo o rubio.
Se mezclan
los ingredientes con el polvo y se hace una pasta que se aplicará en el
cabello, de forma uniforme, ayudada con una fuente de calor que puede ser desde
una bolsa hasta un secador de cabello.
LAS
CANAS: La henna tiñe las canas pero lo hará de un color
rojo brillante o reflejo cobrizo-caoba y no del mismo tono que el resto
del pelo, el cual quedará más oscuro. La Cassia y el Amla son plantas
aliadas a la hora de querer teñir las canas. Si tienes bastantes canas, hazte
un test en un mechón no muy visible pero representativo de la
proporción de canas que tienes y mira si te gusta el resultado.
INCONVENIENTES: La desventaja de los tintes vegetales sobre los químicos es lo
engorroso de su aplicación así como el tiempo que deben permanecer en
el cabello para teñirlo, que es superior al de un tinte químico. Sin
embargo, vistos los resultados y lo natural de estos, muchas se acostumbran a
usarlos.
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