lunes, 24 de agosto de 2015

LAURA ANDREA LEGUÍA Y SU SAXOFÓN CRIOLLO


Por: Fernando Cavero  y Silvia Ruiz

De vez en cuando, nuestra ciudad capital tiene la suerte de ser visitada por talentosos artistas y muchos no nos damos por enterados. Por suerte pudimos asistir al 10 Festival de Música Ensambles, organizado por la Asociación Cultural Peruano Británica, y que este año 2015 tuvo entre sus artistas invitados a excelentes músicos del jazz. Así, estuvieron en Lima, del 10 al 14 de agosto: Steve Waterman (trompetista inglés), Caris Hermes (bajista alemana), Eric Kurimski (guitarrista norteamericano), Elio Villafranca (pianista cubano), y Laura Andrea Leguía (saxofonista peruana). Instrumentistas extraordinarios (por ejemplo, Elio Villafranca fue nominado al Premio Grammy en 2010), nos regalaron noches de maravillosa música que, además, nos proporcionaron cierto orgullo porque, ya lo habrán notado, entre ellos había una mujer peruana: Laura Andrea Leguía.
Laura Andrea Leguía Alegría, su nombre completo, está alcanzando un interesante lugar en la escena musical del Perú y Estados Unidos. Con una técnica muy trabajada y un sonido bastante limpio, está empezando a cosechar los muchos años de estudio y práctica con el instrumento que ama: el saxofón. Admiradora de John Coltrane, Freddie Hubbard, Chris Potter, Miles Davis, entre otros; ya ha tocado con varios “monstruos” del jazz como María Schneider, Alex Acuña, o Arturo O′Farrill, y también con nuestra querida Eva Ayllón. Ha grabado un álbum, “Saxofón Criollo”, en cuyos temas muestra una técnica y sentimiento propios de los grandes. Estudió muchos años en Estados Unidos, pero reconoce que aquí aprendió casi todo lo que sabe, y agradece mucho a su maestro, don Carlos Espinoza, y a sus profesores del Conservatorio.

¿Cómo te iniciaste en la música?
Desde muy pequeña empecé a tocar piano y a los 12 años, en el colegio, la flauta traversa. A la edad de 14 años se dio la oportunidad de aprender saxofón y es así como me inicié en el jazz. Me fue bien, incluso antes de salir del colegio, daba clases particulares de saxofón y tocaba hasta en 3 conciertos semanales. Al mismo tiempo, fui contratada en un colegio para enseñar música.

¿Fue fácil para ti que tus padres aceptaran tu decisión de ser músico?
Cuando salí del colegio, a los 16 años, me gustaban muchas cosas, pero tenía muy claro que quería hacer música y no le dije a nadie en mi casa porque siempre había sido muy independiente. Empecé a prepararme para ingresar al Conservatorio y mis padres me pagaban las clases; no obstante, se percataron de mi intención de ser músico y se preocuparon porque yo no estaba pensando en seguir una carrera universitaria, entonces resolvieron que yo aplique a la Universidad Católica y es así como ingresé a estudiar filosofía.

¿Y qué pasó después?
Acepté a regañadientes la universidad y me mantuve un año y medio, hasta que llegó el momento de rebelarme y decidí dejarla porque no era lo mío. Además, me era imposible continuar, ya que el ritmo de vida que llevaba entre los conciertos y las clases de música me lo impedían. De esta manera salí de la universidad y tomé la decisión de estudiar jazz en Estados Unidos, en la Universidad del Sur de California. Posteriormente fui a hacer una maestría a Nueva York.

¿Qué fue lo que te gustó del jazz?
Me gustó la libertad de improvisar, lo amplio del género… y sigue gustándome eso. En el jazz uno puede fusionar música afro-peruana, pop, cualquier música se puede denominar bajo la amplia sombrilla de lo que es el jazz.


En tu propuesta musical estás tratando de fusionar lo peruano con lo que es el jazz…
Yo no diría que estoy intentando… ¡Ya lo estoy haciendo! No hay intentos en la música. Sería imposible para mí tocar solo jazz. Si yo he crecido con la música criolla, entonces digamos que uno se nutre con todas esas influencias, voluntaria o involuntariamente.

Quizás estás pensando como Miles Davis: fusionar rock con jazz…
No, yo no pienso así. Quizás Miles Davis era mejor estratega que yo y que muchos, pero yo definitivamente no pienso así. Yo compongo música, y la música que compongo tiene elementos de jazz, elementos de música criolla… y elementos de música pop también.

De las mujeres que tocan saxofón, ¿quiénes son las más conocidas en este momento?
De las que tocan saxofón en este momento, la más conocida es Melissa Aldana. Ella es una saxofonista chilena, es muy joven y ganó el año pasado el Thelonius Monk International Jazz Competition, que es una competencia mundial que se da cada año con instrumentos diferentes, pero cada 7 años en saxo. Ella es una súper competencia, no solo es la primera mujer en ganar en saxofón, sino es la primera mujer en ganar en cualquier categoría instrumentista. Ella es latina y su padre es saxofonista. Melissa viene a ser el legado de una especie de dinastía del jazz en Latinoamérica.

Muchos saxofonistas lo son porque sus padres lo han sido, ¿en tu caso hay algún antecedente?
No, ninguno, pero tienes razón. Muchos músicos lo son porque les viene de familia; es que esta profesión, la música, es difícil de empezar. Yo empecé a los 12 años y es tarde para un músico profesional, la mayoría de músicos empieza antes, por lo mismo que sus padres lo son.

¿Trabajas como músico a tiempo completo en Estados Unidos?
No, yo trabajo en una oficina; sin embargo, tengo la suerte de que me permitan realizar giras artísticas. También trabajo en la música. Yo quiero aprovechar para comentarles a tus lectores que quieren estudiar y hacer música en el extranjero que vean la realidad. Hay quienes te ven en Facebook y se sorprenden: conciertos increíbles, salió en tal teatro, vendió mil discos…, uno promueve esos logros en Facebook, pero no ven que trabaja en una oficina de 9 a 5, que hay que pagar el alquiler… Y eso es importante: hay una vida cotidiana. Otra cosa importante que quiero que tengan en consideración es que yo estudié en una universidad, la Universidad del Sur de
California, que la escogí porque académicamente me ofrecía lo que yo buscaba, pero no me había dado cuenta que era una universidad para gente muy acomodada; mientras mis compañeros se dedicaban a estudiar, yo tenía que trabajar, los chicos sonaban mejor que yo y es que tenían mejores instrumentos… Si tuviera que volver a elegir, escogería otra en la que el nivel económico y social sea más a mi alcance, sufrí mucho.

¿Cómo ves a  Laura Andrea Leguía dentro de 10 o 20 años?
No sé… No hago planes a largo plazo, no me gusta pensar la idea. Prefiero que las cosas me lleguen por sorpresa. A veces uno se complica, prefiero disfrutar el momento. Siempre el momento es lo más lindo.

¿Piensas regresar a Perú?
Todavía no, aún tengo cosas pendientes. Estoy en Nueva York desde el 2007, es como una meca de talentos de todas las especialidades. Todo el mundo quiere estar allí, es una ciudad de gente súper interesante, con mucho movimiento. Como que están en la cima de lo que hacen y después se regresan a donde vinieron. Pero sí, pienso regresar al Perú.

Por: Fernando Cavero  y Silvia Ruiz
Revista Freyja agosto 2015



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